Desde hace unos años empecé a hacerme esta pregunta al tomar cada decisión. Cada acción que eliges llevar a cabo es una semilla que dará un fruto en el futuro, ya sea cercano o lejano. Normalmente, las semillas que darán buenos frutos son las que se cosechan en un largo plazo.
Vivimos queriendo sembrar semillas de crecimiento instantáneas. Adoramos la velocidad en estos procesos. No, hay que tener paciencia. El tiempo de la cosecha va a llegar.
Siembra, siembra, de manera inteligente. Y no solo eso, cuida lo que siembras. Riega, riega, riega. Cuida tu huerta, mantenla limpia, sana y productiva. Eso significa cuida tu mente, cuida tus estados emocionales, cuida tus acciones y cuida tu cuerpo.
Ten en cuenta que cada acción positiva, pensando en el largo plazo, es como una semilla de bambú. Las semillas de bambú tardan aproximadamente siete años en germinar, pero se desarrollan en seis semanas. Durante ese tiempo aparente de inactividad forman un complejo sistema de raíces que permiten sostener todo su crecimiento. La vida es así. De repente, tu crecimiento se vuelve exponencial si siempre cuidaste tus raíces.
¿Qué siembras? ¿Qué acciones realizas? ¿En qué te enfocas? ¿Qué consumes? ¿De quiénes te rodeas? Hazte estas preguntas. ¿Estás mirando hacia la dirección correcta?
Que tu cosecha sea poderosa, fuerte y abundante. No coseches sin saber lo que vas a recolectar, esperando sorprenderte. Consigue lo que sabes que sembraste y que con paciencia, disciplina y determinación cuidaste.
Hasta la próxima semana,
Diego Miranda