Debo decir que dudé muchísimo en crear este artículo. Incluirle a Steve Jobs dentro de mi serie de Personas Extraordinarias me generó cierto conflicto. Sin embargo, me veo obligado a admitir que su pasión por generar productos y su energía para construir dos grandes empresas, Apple y Pixar, merecen ser vistas como herramientas internas extraordinarias.
Acabo de terminar de leer Steve Jobs: La biografía del gran Walter Isaacson. Es una obra increíble y emocionante.
Nunca me interesó demasiado la vida de Steve Jobs, es más, no conocía casi nada de él. Solo sabía que su figura es muy utilizada por cualquiera como símbolo del emprendimiento e innovación.
Voy a tratar de no “spoilearte” demasiado, pero hay cosas que no puedo omitir para que se entienda lo que quiero comentar.
Hablamos de un hombre que fue entregado por sus padres biológicos a otra familia porque no se podían hacer cargo de él. De todas maneras, sus padres adoptivos hicieron un buen trabajo brindándole los valores que más adelante marcarían sus decisiones.
Steve Jobs se creía una persona especial. Un personaje único que era inmune a las leyes del universo. Su juventud estuvo definida por el estudio de lo espiritual, la filosofía zen, lo transcendental y la búsqueda de sí mismo. Estaba muy bien insertado en la contracultura de los años setenta en Estados Unidos. Se veía a sí mismo como un revolucionario.
Andaba descalzo por la universidad, realizaba grandes periodos de ayuno y solo comía frutas. Estos hábitos alimenticios los mantuvo hasta su muerte y fueron determinantes en su enfermedad, lastimosamente, de manera negativa.
Hay que mencionar también que sus habilidades blandas no eran las mejores. Era conocido por tener una personalidad cambiante, estallidos de furia, tratos despectivos hacia los demás y poco respeto si te consideraba un bueno para nada (o eras un genio o un inútil, no había punto medio). No era una persona agradable con la que tratar durante la mayor parte del tiempo. Debías ganarte su amabilidad.
A pesar de todo eso, este post es para hablarte de una revelación que tuve acerca de lo increíble que fue este ser humano en su campo.
¿Cómo tenía tanta energía para crear/diseñar los mejores productos tecnológicos de su época lidiando con el estrés que le causaba su propia forma de ser?
¿Cómo llegó estar a la cabeza de Apple y Pixar (empresas que cambiaron toda la industria a la cual pertenecían) casi sin comer o con una dieta muy estricta?
¿Cuál era su fuente de energía vital?
Adivina. Fueron tres.
Su pasión, el dinero y su actitud. Y sí, tiene sentido afirmar que son las mayores fuentes de energía que un ser humano puede tener.
Todo esto me recordó a una conferencia gratuita sobre la energía vital que tomé hace años en BiiA LAB con Jürgen Klaric. En ella, Jürgen habló de las distintas fuentes de energía del ser humano, mencionó alrededor de once y destacó como las menos importantes a la alimentación, al dormir bien, al ejercicio físico y a la meditación. Sin embargo, mencionó como las más relevantes a la pasión, el dinero bien ganado y la actitud.
La pasión, por ser el fuego interno que nos impulsa; el dinero, por ser una herramienta que nos da libertad para obrar y la actitud, porque nos hace ver la realidad de una manera más positiva.
En ese momento, para mí, fue una visión distinta, pero válida, de la energía. Ahora todo tiene sentido y empiezo a cerrar algunos círculos de pensamiento. Por ejemplo, no te digo que no hay que comer bien, hacer ejercicio, dormir bien o meditar. Sigo haciendo eso y disfrutando de los beneficios que han otorgado a mi salud y bienestar. Solo quiero agregar que, con Steve Jobs, pude comprobar que las fuentes de energía necesarias para ser una persona con la capacidad de construir empresas y productos que cambien el mundo, van mucho más allá de eso.
Su pasión estaba al máximo nivel todo el tiempo. Enloquecía por lo que creaba y le encantaba hacerlo.
“Mi pasión siempre ha sido la de construir una compañía duradera en la que la gente se sienta motivada para crear grandes productos”.
- Steve Jobs
A los 26 años ya resolvió sus problemas de dinero con la salida de Apple a la bolsa. Se hizo de una gran fortuna muy joven. Además, no le importaba el dinero en sí, pero sabía el valor que tenía para permitirle crear productos de calidad e innovar.
Y su actitud (aunque no era buena ni agradable la mayor parte del tiempo) te empujaba y te hacía sobrepasar tus propios límites. Como decían las personas que trabajaban con él: “Steve, ayudó a que se logren cosas que todos pensaban que era imposible realizarlas”. Con su actitud, no parabas de ir hacia adelante.
Entonces, todo esto espero que te haga pensar también si estás en la búsqueda correcta de las fuentes de energía que necesitas:
¿Conoces lo que te apasiona? ¿Qué te enciende por dentro? ¿Qué quieres hacer todo el tiempo?
¿Estás trabajando en tu habilidad para ganar dinero? ¿Estás estudiando formas de multiplicar tus ingresos? ¿Ya empezaste a ahorrar para invertir?
¿Cómo afrontas los retos? ¿Cómo sueles enfrentarte a los desafíos de la vida?
Esta fue la gran enseñanza que me dejó el legado de Steve Jobs. Un hombre con una energía inmensa. Crear cosas no es fácil. Crear los mejores productos del mundo, hacer que sean fáciles de usar y que se vean bien, mucho menos.
Deseo que a ti también te haya dado una nueva perspectiva de la energía vital. La necesitamos para cambiar el mundo y ser personas extraordinarias.
“Todo lo que te rodea, y que llamas ‘vida’, fue inventado por gente que no era más inteligente que tú. Y lo puedes cambiar. Puedes influir en ello. Puedes construir tus propias cosas que otras personas pueden usar”.
- Steve Jobs.
Y antes de despedirme te quiero pedir un favor:
Deja en los comentarios algunos libros, conferencias, charlas que puedan guiar a esta comunidad de más de 100 lectores a encontrar su pasión, a utilizar el dinero correctamente y a desarrollar una actitud positiva.
Muchas gracias por compartir a menudo lo que escribo para ti.
Un abrazo.
DM
Si no leíste el primer artículo de esta serie, puedes hacerlo aquí:
Yo también consideraría a Jobs una persona extraordinaria. A pesar de que no me gusta para nada su esencia, sin duda tiene particularidades que lo hicieron trascender al menos durante este siglo, incluso tomando en cuenta que murió muy joven.
En cuanto a las tres fuentes de energía del buen Jobs, coincido en que eran trascendentales para mantenerlo no solo motivado, pero disciplinado para cumplir metas. Aunque no fuera en el tiempo establecido.
En cuanto a las preguntas que planteas, Creo que ya encontré mi pasión, es algo que podría hacer todo el tiempo. Ahora estoy trabajando en la habilidad de generar dinero, que no ha sido sencilla en medio de una pandemia, jaja. Y en cuanto a afrontar retos, no me asustan. En partes y lentamente se puede escalar cualquier montaña.
Creo que Jobs es el fundador de la User Experience. Jaja siempre preocupado porque literalmente cualquier persona pueda utilizar sus dispositivos para crear lo que se le ocurra.
También creo que mencionaron en la biografía MUY por encimita las corrientes filosóficas y de diseño que Jobs retomó, como el Bauhaus, porque realmente esta idea de que los productos fueran tan funcionales como bonitos, es algo que los alemanes empezaron a explorar mucho antes incluso en electrodomésticos y esa es la razón por la que Jobs se iba a pasear para tomar inspiración a tiendas donde vendían este tipo de electrodomésticos: elegantes, fáciles de usar y bonitos.
También creo que lo que podemos aprender de Jobs es el hecho de que la única limitante para la inspiración y la creación es la salud. Con salud todo, y sin ella, ni todas las energías combinadas sirven para lo más mínimo. Podemos aprender a ser como Jobs remasterizados: Inspirados pero con rutinas saludables, solo así podríamos ser imparables.
Y en cuanto al favor, creo que uno de los libros que más te hace cuestionarte sobre lo que haces con tu vida y cómo la vives es: El principito. Que aparte de ser una obra famosa y súper cortita, siempre te sorprende si lo relees, porque siempre encuentras cosas nuevas en qué pensar. El libro siempre es el mismo, pero el lector nunca lo es, porque ningún día somos iguales al “yo” del día anterior.
Saludos a los seguidores, de parte de Thelma!
Que buen artículo. Libro recomendado: El hombre en busca del sentido de Viktor Frankl