Leonardismo: corriente filosófica que establece que el aprendizaje se logra a través de conexiones y patrones metafísicos entre distintas áreas de conocimiento y experiencias. Nah, mentira. Eso lo acabo de inventar para que este parezca un ensayo altamente intelectual y filosófico. Sin embargo, el tema va por ese lado.
El Leonardismo podría ser, más bien, un estilo de vida. Luego de terminar de leer la obra de Walter Isaacson, que se basa en la vida del genio Leonardo Da Vinci, he sido envuelto por una increíble sensación de asombro y admiración por cómo este artista, científico, anatomista y muchas cosas más, observaba el mundo y el cosmos.
Leonardo Da Vinci, figura del renacimiento italiano, fue un hombre fuera de su tiempo, polímata por excelencia y un fanático empedernido por el conocimiento. En su faceta de pintor fue creador de obras universales que perduran en el tiempo como La Monalisa; La Última Cena; Santa Ana, la Virgen y El Niño; por citar algunas. Así también, como científico fue un conocedor del mecanismo del vuelo de las aves, uno de los mejores anatomistas de su época con decenas de disecciones y explicaciones del cuerpo humano hechas por él mismo y con una calidad artística única, un apasionado por la mecánica de fluidos, un ingeniero curioso y audaz, un botánico extremadamente detallista y un visionario inventor.
Lo impresionante de este hombre no es solamente el hecho de que dominaba una vasta cantidad de áreas del conocimiento, sino que adquirió ese nivel de conocimiento estudiando por su propia cuenta. Sí, Leonardo era autodidacta. En su juventud, incluso, descartaba al estudio teórico y afirmaba que la experimentación era la verdadera fuente del saber. Algo que fue modificando en su madurez. Como dice el autor del libro: “Su método se basaba en la experimentación, en la curiosidad y en la capacidad de asombro ante fenómenos sobre los cuales en muy raras ocasiones nos paramos a reflexionar después de haber superado la infancia”.
Llevar un estilo de vida parecido al de Leonardo implica muchas cosas. Por ejemplo, implica ser un atento observador del entorno en el que nos encontramos, tener una curiosidad sin límites por todos los fenómenos de la naturaleza, estar anotando las cosas de forma constante en un cuaderno o un bloc de notas, que no nos importe lo que piensen los demás, ser nosotros mismos en todo momento, ser ambiciosos con nuestras ideas/objetivos y nunca, nunca, nunca parar de aprender.
Una de las cosas que me ha encantado de Leonardo era su capacidad de buscar la raíz de los hechos y las cosas. Siempre buscaba ir más allá hasta encontrar los fundamentos. Refiriéndome a sus estudios del hombre: a Leonardo le interesaba de un modo especial cómo el cerebro humano y el sistema nervioso traducen las emociones en movimientos corporales. Sí, eso le interesaba y buscaba llegar a una respuesta. “En un dibujo, representó la médula espinal cortada por la mitad y trazó todos los nervios que llegaban desde el cerebro”, cuenta el autor.
Es imposible no asombrarse con eso. Esto me impactó a mí porque soy un gran amante de la frase “Motion is Emotion”, que implica que nuestras emociones establecen nuestro movimientos corporales y viceversa. Que Leonardo ya haya estudiado eso para poder explicarlo me hace dar cuenta de lo profundo que iba este hombre. Lo quería saber, al principio, para llevar esos conocimientos a sus pinturas. Sin embargo, su constancia al estudio se daba, seguidamente, por su afán de saber.
Hay incontables cosas que aprender de este ser humano. Claro, era un ser humano también con defectos. Y digo esto porque le costaba terminar lo que empezaba. Es por esta razón que la humanidad se quedó sin una cantidad considerable de obras maestras suyas. De todas maneras, su rica vida y sus enseñanzas perduran en la historia cómo pocas vidas lo han logrado.
Sé curioso, sé ambicioso, no dejes de aprender, mantén el asombro, observa el mundo, sé un poco como Leonardo, sé un superhumano.
“Como un día bien empleado procura un dulce sueño, así una vida bien utilizada conduce a una dulce muerte”.
Leonardo Da Vinci
Me encantó el artículo. Gracias Diego ✨