Mientras estuve todo el día pensando sobre qué escribir, qué compartir contigo, he dado con el recuerdo de unas preguntas que leí en un libro de Tony Robbins. En uno de los capítulos de ese libro explica la importancia de saber mantener nuestro enfoque. Dice el autor: “Hacia dónde miramos es hacia dónde vamos”.
Todos tenemos problemas. Todos vivimos con constantes desafíos que nos roban energía y nos distraen.
El enfoque es el poder de clavar tu atención a eso que quieres hacer, lograr o a ese lugar donde quieres llegar. La realidad es que en un mundo con tantos elementos de distracción, como el de ahora, mantenernos enfocados es toda una hazaña. Sin embargo, existen herramientas que nos dan la fuerza necesaria para llegar a sostener de manera más prolongada nuestro enfoque, es decir, obligan a nuestro cerebro a que se quede concentrado en el blanco.
Y esas herramientas son…
¡Las preguntas!
Sí, las preguntas son las respuestas. Preguntas inteligentes, respuestas inteligentes. Cuando nos preguntamos cosas le obligamos a nuestro cerebro a que nos dé una respuesta. Y a eso debemos prestar mucha atención.
¿Qué tipo de preguntas te haces? ¿Preguntas que te llevan a la acción o que te tiran hacia atrás?
Si quieres controlar tu enfoque, hazte las preguntas correctas.
Te comparto aquí algunas preguntas, que resuelven problemas, compartidas por Tony Robbins:
¿Qué tiene de importante este problema?
¿Qué es lo que aún no es perfecto?
¿Qué estoy dispuesto a hacer para llevarlo a cabo de la forma que quiero?
¿Qué estoy dispuesto a dejar de hacer a fin de llevarlo a cabo de la forma que quiero?
¿Cómo puedo disfrutar del proceso mientras hago lo necesario para llevarlo a cabo de la forma que quiero?
Si tienes algún problema, siéntate a reflexionar con estas preguntas. Una vez que tengas las respuestas, pasa inmediatamente a la acción masiva. De esta manera estarás totalmente enfocado en las soluciones y sí, hallarás la salida.
A ti, ¿se te ocurren otras preguntas para resolver problemas?
Déjame tus comentarios.
Hasta la próxima semana,
Diego Miranda